OLOT, EL ARTE DEL PAISAJE
La significativa y contundente división entre “Olot” y “fuera de Olot”, separaba hasta hace poco la destinación de los dos viejos buzones de la oficina de correos de nuestra ciudad, como si realmente el mundo real se redujera también a este simple esquema. La difícil, por intrincada, accesibilidad que presenta Olot y el hecho de estar protegida por un cinturón montañoso, ha permitido que en torno a la ciudad se cree una especie de microclima o biosfera genuina, que de alguna manera, parece mantener a sus pobladores en un contexto único y excepcional. Una cierta vida paralela subsiste entre el mundo y la inmutable cotidianidad olotina inmersa en este paisaje idílico y relajante.
El aspecto singular de la ciudad lo configura un magnífico marco presidido por el majestuoso Puigsacalm y, más hacia el sur, constituido por un conjunto de volcanes estrombolianos. Son una treintena de potentes montañas de fuego que definieron a su paso, hace miles de años, una singular geología de esplendido drenaje, cubierta por una vegetación sorprendentemente generosa y ubérrima. Algo de esta energía, sin duda, traspasa directamente a los habitantes de la zona, gente de talante pausado, pero al mismo tiempo, ingeniosos y emprendedores por naturaleza.
De la mano de este paisaje que no solamente influye en las personas sino también en la agricultura, en las costumbres e incluso en la gastronomía local, Olot mantiene desde hace tiempo una sólida relación con el arte, concretamente con la pintura de paisaje, en cuyo ámbito se inscribe como centro de importancia considerable a finales del siglo XIX con la llamada Escuela de Olot, formada por Josep Berga Boix y los hermanos Joaquim y Marian Vayreda.
Bajo la tutela de este núcleo de pintores, al amparo de la Escuela Pública de Dibujo y coincidiendo con la fundación de los primeros talleres dedicados a la imaginería religiosa se formaron a su vez, un importante grupo de escultores como Miquel Blay, Josep Clarà, Celesti Devesa, Joaquim Claret o Martí Casadevall entre otros.
El panorama artístico de Olot continua con Francesc Vayreda, Doménec Carles e Ivo Pasqual y se consolida, posteriormente, con la creación de la Escola Superior de Paisatge, cuyo recuerdo planea sobre una larga lista de pintores afines que han continuado interpretando este particular y especial paisaje.
PILAR FERRÉS LAHOZ
Licenciada en Bellas Artes y escritora
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