El Cementerio Municipal de Olot, al pie de la graonada del volcán Montsacopa, se inauguró el 20 de agosto de 1821, aunque el primer entierro no fue hasta 1831. El cementerio olotense constaba entonces, de un único recinto. De los tres cuadrilongos escalonados actuales, inicialmente solo existía el primero, y la entrada que todavía hoy se conserva. La belleza de las sepulturas del segundo recinto todavía hoy, cautiva al visitante y configura la identidad más potente de la necrópolis. Principalmente, se pueden encontrar las obras del escultor Celestí Devesa, aunque también están presentes otras de Josep Llimona, Josep Berga, Emeteri Vélez, Martí Casadevall, Ignaci Buxó o Joan Ferrés, entre otros.